Lentitud en mis movimientos, dolores, vómitos, vértigos y no recuerdo qué mas, fueron síntomas de éste. Aunque los peores fueron, un gran dolor en mi rodilla izquierda, la torpeza en muchas de mis actividades y la disminución repentina de mis fuerzas y memoria. Aún sin haber sido detectado, todo esto significaba el comienzo de la parálisis de mi cuerpo.
Achacando todos esos dolores y demás al cansancio, a montar a caballo y otras actividades que realizaba, fue en 1992, cuando me encontraba en París, que mi abuela (enfermera), extrañada de mis cambios de carácter, torpeza y desgana que mostraba al ir ‘de compras por París’, decidió llevarme al médico en cuanto yo estuviese de vacaciones.
Volví a mi lugar de residencia en Madrid. Las relaciones con la mayoría de mis amigos y amigas cada día iban a peor y los dolores persistían. Empecé a quedarme en blanco en los exámenes del colegio, a no poder acabar los dictados porque mi mano se paralizaba, a temblar cuando escribía.
Llegó el verano, y nos reunimos en Lisboa, Portugal con la familia. En vacaciones es de suponer que uno se divierte, disfruta, realiza actividades, sale….pues ese verano, yo no tenía fuerzas ni ganas, sólo ganas de dormir y dormir. Ahí fue cuando mi abuela me llevó al médico.
27.07.1992 Sólo dos simples pruebas físicas con las manos bastaron. Ahora bien, podía ser algo físico o psíquico, con lo cual, me hicieron una resonancia magnética. 10 minutillos me dijeron, ja! La resonancia duró exactamente 2 horas y pico, además algo iba mal, a través del espejo de la máquina, yo vi como mi abuela lloraba y los médicos estaban muy atentos a los ordenadores.
Un tumor del tamaño de un mango en mi tronco cerebral.
28.07.1992 Vuelta a España con mis padres para partir al hospital de París
No tuve ni tiempo de tener ayuda psicológica ni nada, todo fue muy doloroso, quiero decir, a una niña de 12 años sin saber lo que estaba pasando, tenerla aislada, decirle que tiene que estar en el hospital sin sus padres, dormir sola, ver a otros niños con bendas en distintas partes del cuerpo, tubos…
29.07.1992 7:00a.m. Ingreso y operación a vida o muerte en Hôpital des Enfants malades Nécker a Paris.
Llegados a este punto, podremos conocer cómo entró el arte en mi vida. El tumor se situaba en una zona de muy difícil acceso, y el neurocirujano tuvo que pasar por zonas del cerebro que no debieran ser tocadas jamás (el alma). Pero si no lo hubiese hecho, no estaría aquí para contarlo. Según mis pequeñas investigaciones, debió tocar o pasar por el sistema o circuito límbico, esta zona se encarga de nuestras emociones y ciertos sentimientos.
Siempre fui muy creativa y todo lo que uno puede desear, pero ese día, a pesar de los daños físicos que me dejó, creatividad y arte se instalaron a vivir conmigo.
28.07.1992 Vuelta a España con mis padres para partir al hospital de París
No tuve ni tiempo de tener ayuda psicológica ni nada, todo fue muy doloroso, quiero decir, a una niña de 12 años sin saber lo que estaba pasando, tenerla aislada, decirle que tiene que estar en el hospital sin sus padres, dormir sola, ver a otros niños con bendas en distintas partes del cuerpo, tubos…
29.07.1992 7:00a.m. Ingreso y operación a vida o muerte en Hôpital des Enfants malades Nécker a Paris.
Llegados a este punto, podremos conocer cómo entró el arte en mi vida. El tumor se situaba en una zona de muy difícil acceso, y el neurocirujano tuvo que pasar por zonas del cerebro que no debieran ser tocadas jamás (el alma). Pero si no lo hubiese hecho, no estaría aquí para contarlo. Según mis pequeñas investigaciones, debió tocar o pasar por el sistema o circuito límbico, esta zona se encarga de nuestras emociones y ciertos sentimientos.
Siempre fui muy creativa y todo lo que uno puede desear, pero ese día, a pesar de los daños físicos que me dejó, creatividad y arte se instalaron a vivir conmigo.