Año 2006 y estoy empezando en este nuevo mundo. Recuerdo mi primera clase en la cual, yo creía que iba a ser con gente muy seria y callada. Acudí muy bien vestida, ignorando que lo ideal era ir lo peor vestida posible, ya que claro está, que cuando uno pinta, se mancha.
Ese primer día, no pinté, empecé por dibujar un bodegón (unos limones) y posteriormente El gran cañón (éste me fue bastante complicado, debido a que ‘lo de las proporciones’, no era lo mío).Las cuatro horas pasaron volando, y la clase terminó.
Con mi dificultad física y mi maletín en mano, bajé las escaleras con una nueva sensación brotando en mi interior.
Desde el principio comencé a pintar sobre tabla de madera, y al no poder pintar bien de pie (por mi equilibrio), en un atril de sobremesa (prestado y bastante pequeño he de reconocer), pero cuando uno quiere y siente interés, hace grandes cosas tenga lo que tenga). En éste, realicé mis primeras obras en compañía de música clásica Mozart, Beethoven…, y entre grandes conversaciones y risas con mis compañeras de clase de las cuales aprendo cada día.
Al ser la más joven de entre ellas, sigo sus consejos e intento no olvidarlos.
Recuerdo vagamente un comentario que me hicieron en uno de esos primeros días ah! Era la famosa clave y la mejor que me han dado: EL CLARO/OSCURO. Desde ese día, el juego entre la luz y las sombras, ha sido mi aliado y el que nunca me abandona.